Piezas con valor
Objetos curiosos por su procedencia, por su antigüedad o por su peculiaridad, son susceptibles de convertirse en punto de interés dentro de la ambientación de cualquier espacio. De forma individual o haciendo una repetición, son muchas las formas de dar importancia a elementos que, por sí solos, no la tienen pero que pueden convertirse en el foco de atención.
Pequeñas piezas como estos soldaditos de plomo, expuestos en hornacinas iluminadas, o los sellos de estampación de sedas indias, colocados en soportes metálicos, adquieren valor como colección, mientras que las cabezas de oso, provenientes de un antiguo escaparate, o elementos publicitarios de otra época rescatados de un anticuario, ponen un guiño personal en el entorno donde se sitúan, sin tener en cuenta su valor económico pero sí el estético o el sentimental.